Un sismo se puede detectar, a grandes rasgos, luego de que las ondas sísmicas provocan el movimiento del suelo por donde pasan. Para registrar estos movimientos se utilizan los sismógragos o acelerógrafos, cuyo fin consiste en obtener un registro del movimiento del suelo ante este movimiento.
Para ello, es importante tener claros los siguientes puntos de un sismo:
1.- La clasificación de un sismo según su magnitud.
La magnitud de un sismo tiene que ver con la liberación de energía a través del suelo. Para calcular esta energía y determinar la magnitud de un temblor se realizan cálculos matemáticos basados en los registros obtenidos por los sismógrafos de diferentes estaciones. En estos registros se mide la amplitud máxima de la ondas y la distancia a la que se encuentra la estación del epicentro. Estos valores son introducidos a una fórmula, obteniendo así la magnitud.
Según el Sismológico de la UNAM, basado en el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), la magnitud de un sismo se clasifica de la siguiente forma:
- 0-3.0 Micro Magnitud: No son perceptibles.
- 0-3.9 Menor Magnitud: Perceptibles, con poco movimiento y sin daño.
- 0-4.9 Ligera Magnitud: Perceptibles con movimiento de objetos y rara vez produce daño.
- 0-5.9 Moderada (o Mediana) Magnitud: Puede causar daños mayores en construcciones débiles o mal construidas.
- 0-6.9 Fuerte Magnitud: Pueden ser destructivos.
- 0-7.9 Mayor Magnitud: Pueden ser destructivos en zonas extensas.
- 0-9.9 Gran Magnitud: Catastróficos, provocando destrucción total en zonas cercanas al epicentro.
- 10 o + Magnitud Épica: Jamás registrado, puede generar una extinción local.
Cada una de las clasificaciones responde al daño que podría generar en el espacio donde ocurre el sismo, pero ello no depende sólo de la magnitud, sino también de la profundidad del hipocentro.
2.- La clasificación de un sismo según su intensidad.
Basados en la USGS, la lista de intensidades de un sismo se enlista de la siguiente forma:
Grado I. Intensidad no perceptible. No se advierte sino por unas pocas personas y en condiciones de perceptibilidad especialmente favorables.
Grado II. Débil Intensidad. Se percibe sólo por algunas personas en reposo, particularmente las ubicadas en los pisos superiores de los edificios.
Grado III. Débil Intensidad. Se percibe en los interiores de los edificios y casas. Es posible estimar la duración del sismo.
Grado IV. Ligera Intensidad. Los objetos colgantes oscilan visiblemente. Muchas personas lo notan en el interior de los edificios aún durante el día. En el exterior, la percepción no es tan general. Se dejan oír las vibraciones de la vajilla, puertas y ventanas. Se sienten crujir algunos tabiques de madera.
Grado V. Moderada Intensidad. La mayoría de las personas lo percibe aún en el exterior. Los líquidos oscilan dentro de sus recipientes y aún pueden derramarse.
Grado VI. Intensidad fuerte. Lo perciben todas las personas. Se siente inseguridad para caminar. Se quiebran los vidrios de las ventanas. Los muebles se desplazan o se vuelcan. Se producen grietas en algunos estucos. Se hace visible el movimiento de los árboles, o bien, se les oye crujir.
Grado VII. Intensidad muy fuerte. Los objetos colgantes se estremecen. Se experimenta dificultad para mantenerse en pie. El fenómeno es percibido por los conductores de automóviles en marcha. Se producen daños de consideración en estructuras de albañilería mal construidas o mal proyectadas. Sufren daños menores (grietas) las estructuras corrientes de albañilería bien construidas.
Grado VIII. Severa Intensidad. Se hace difícil e inseguro el manejo de vehículos. Se producen daños de consideración y aún el derrumbe parcial en estructuras de albañilería bien construidas. En estructuras de albañilería bien proyectadas y construidas sólo se producen daños leves. Las casas de madera se desplazan y aún se salen totalmente de sus bases. Aparecen grietas en el suelo húmedo, especialmente en la superficie de las pendientes escarpadas.
Grado IX. Violenta Intensidad. Se produce pánico general. Las estructuras de albañilería mal proyectadas o mal construidas se destruyen. Las estructuras de albañilería bien construidas se dañan y a veces se derrumban totalmente. Las estructuras de albañilería bien proyectadas y bien construidas se dañan seriamente. Los cimientos se dañan. Las estructuras de madera son removidas de sus cimientos. Sufren daños considerables los depósitos de agua, gas, etc. Se quiebran las tuberías subterráneas. Aparecen grietas aún en suelos secos. En las regiones aluviales, pequeñas cantidades de lodo y arena son expelidas del suelo.
Grado X. Extrema Intensidad. Se destruye gran parte de las estructuras de albañilería de toda especie. Se destruyen los cimientos de las estructuras de madera. Algunas estructuras de madera bien construidas, incluso puentes, se destruyen. Se producen daños en represas, diques y malecones. Se producen grandes desplazamientos del terreno en los taludes. El agua de canales, ríos, lagos, etc. sale proyectada a las riberas. Cantidades apreciables de lodo y arena se desplazan horizontalmente sobre las playas y terrenos planos. Los rieles de las vías férreas quedan ligeramente deformados.
Grado XI. Extrema Intensidad. Muy pocas estructuras de albañilería quedan en pie. Los rieles de las vías férreas quedan fuertemente deformados. Las tuberías (cañerías subterráneas) quedan totalmente fuera de servicio.
Grado XII. Extrema Intensidad. El daño es casi total. Se desplazan grandes masas de roca. Los objetos saltan al aire. Los niveles y perspectivas quedan distorsionados.
3.- Con la magnitud y la intensidad, viene la alerta. ¿Cuándo sucede esto?
El Sistema de Alerta Sísmica (SAS), quien depende del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (CIRES), se encarga de avisar 50 segundos antes de que el movimiento sísmico llegue a la Ciudad de México.
El sistema se basa en el principio de las ondas sísmicas superficiales, las cuales son consideradas como potencialmente dañinas; éstas viajan de entre 3.5 y 4.0 kilómetros por segundo, lo que significa que tardan entre 75 y 85 segundos en viajar de Guerrero a la Ciudad de México.
Oficialmente, la alarma se activa con sismos de magnitudes cercanas a los 6 grados y se transmite en los 8 mil 200 altavoces distribuidos en las 16 delegaciones de la Ciudad de México. En ocasiones, el sismológico ha emitido alertas en sismos entre 5 y 5.5 grados, esto se determina en relación a qué tan riesgo sea o no para la población.
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